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domingo, 11 de junio de 2017

Valencia.

Valencia.
Llegada del Cristo a Valencia según la tradición.
Oleo de Salvador Gomez del siglo XVII.
Valencia.
Calle del conde de Trenor. 
Casalicio con el conjunto escultórico del cristo del Salvador y Santo Tomás de Villanueva. 
Obra del escultor Jesús Castelló Mollar e inagurado en el año 2001.
Foto particular.

Decir Cristo del Salvador es traer a la memoria la escena del Crucificado a orillas del mar en el amanecer de un Viernes Santo, rodeado de cofrades y fieles que rinden homenaje a aquellos que perdieron la vida en el mar. El traslado del Cristo del Salvador a la playa es uno de los actos más conocidos, y emotivos, de la Semana Santa Marinera pero el origen de esta imagen, de gran devoción en Valencia, hay que buscarlo en el barrio de la Seu, en la calle Trinitarios, donde actualmente se erige la Real Iglesia del Santísimo Cristo del Salvador.

Allí, en el altar mayor, se halla el Cristo del Salvador. Su origen hay que situarlo en el siglo XIII y, como recuerda el rector de esta iglesia y prior de la Antigua, Ilustre, Pontificia y Real Archicofradía y Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador, José Máximo Lledó, «es el más antiguo de Valencia e, incluso, podríamos decir que es el Cristo de Valencia». De hecho, el día de esta imagen, el 9 de noviembre, fue declarado festivo por el Consell de la Ciudad en 1692 debido al gran fervor que despertaba.

Misa, procesión y nuevos cofrades por la festividad
La tradición señala que fue en esa fecha cuando una imagen del Crucificado con luces en sus brazos apareció flotando sobre las aguas del río Turia tras una riada. Embarrancó y se detuvo junto a la puerta de la Trinidad. Salvada de las aguas, la talla, que mide cerca de tres metros y pesa más de 200 kilos, fue depositada en la casa del Cid y luego en una capilla de la Catedral.

«Pero a la mañana siguiente amaneció en la ermita de Sant Jordi. Se trasladó y volvió otra vez, por lo que se entendió que era voluntad permanecer aquí y la ermita pasó a ser parroquia con el título del Salvador», relata José Máximo Lledó, quien recuerda también las numerosas restauraciones que ha vivido el templo hasta llegar a la actual fisonomía, que data del siglo XVI.

Es el profesor José Francisco Ballester-Olmos, también cofrade, quien desgrana la leyenda sobre la llegada del Cristo a Valencia. Hasta el momento, se consideraba 1250 como la fecha oficial pero, según avanzó Ballester-Olmos en una conferencia reciente, «un estudio sistemático de los documentos relacionados con la iglesia de la Valencia del siglo XIII y principios del XIV pudiera llevar consigo un error que nos conduciría a datar el Cristo del Salvador en cinco años -o quizás alguno más- de mayor antigüedad a la que se atribuye». Una investigación que forma parte de un libro de próxima publicación que obtuvo el Premio Extraordinario del Ayuntamiento de Valencia.

Por el Mediterráneo

Las referencias más antiguas sitúan a este Crucificado en Berito (el actual Beirut), que fue arrojado al mar cuando los árabes ocuparon la ciudad. «Tras cruzar el Mediterráneo, llegó a la desembocadura del río Turia en un día en que se había producido una gran tempestad», detalla Ballester-Olmos.



Esa tradición es la que le vincula con los pescadores de Poble Nou del Mar (hoy el Cabanyal), quienes acudían cada 9 de noviembre a la ciudad para venerar la imagen. En 1815 solicitaron al arzobispo trasladarlo al barrio pero se les negó, dando autorización para tener un facsímil. Éste estuvo hasta 1851 en un domicilio particular y luego pasó a la iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, donde tiene capilla propia.

La talla se quemó en 1936 y cuatro años más tarde José Estellés esculpió una nueva, que fue remodelada por Carmelo Vicent en 1942. Es, además, la imagen titular de la Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador, creada en 1851 y considerada la más antigua de la Semana Santa Marinera. Por eso hay dos tallas del Cristo del Salvador.

La imagen que alberga la iglesia de la calle Trinitarios también ha sufrido «muchos avatares a lo largo de la historia», como dice el profesor Ballester-Olmos. Así, en 1823, fue dañada por una bomba que cayó en la iglesia y en julio de 1936 fue arrojada a una hoguera, de donde fue salvada por un maestro que logró que «solo se quemara algo de la espalda, el brazo derecho, parte del madero y la cabellera postiza». Al acabar la Guerra Civil, fue encontrada en un rincón del Museo de Bellas Artes con los 
brazos desgajados del tronco.

Valencia.
Cristo restaurado.
Fotografía: J. Diez Arnal.

Restaurada en 2007

San Vicente Ferrer o la Beata Inés de Benigánim fueron algunos de los devotos reconocidos de este Crucificado tallado en madera de pino y policromado que fue restaurado en 2007 por el equipo del Ivacor dirigido por Cármen Pérez. Se recuperó así su aspecto original pues la imagen presentaba un grave estado de conservación, con numerosas capas de barnices coloreados que le daban un tono oscuro y planchas metálicas que sujetaban los brazos.

La historia del Cristo del Salvador está también ligada a la de la Virgen de los Desamparados, pues desde los años de Santo Tomás de Villanueva, que fue el impulsor del culto al Cristo del Salvador, presidía las rogativas y procesiones en época de sequía o epidemia. «La última fue en 1949 y tuvo como escenario la plaza del Ayuntamiento», comenta el prior. De ahí que, cuando la Peregrina sale en procesión, pase por la iglesia del Salvador.

La imagen participaba en el Vía Crucis de Ciutat Vella pero, con la llegada del cardenal García-Gasco, se dejó de hacer. Ese facsímil es el que ahora puede contemplarse en la parroquia de San José Artesano en la Ciudad Fallera. Otra curiosidad del Cristo del Salvador son las cintas que las embarazadas solicitan bendecir para lucir y obtener así su protección.

Desde 1616 cuenta con una archicofradía (integrada por 200 miembros actualmente) que, como explica su hermano mayor, José Cosme, «está agregada desde 1618 a la Archicofradía del Santo Cristo de San Marcelo en Roma», además de estar muy vinculada a la Casa Real.
Texto: Isabel Domingo.


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